Los problemas oculares más frecuentes según cada etapa vital: Edición adultos (de 30 a 40 años)
Cumplir 30 (o acercarte a los 40) es mucho más que sumar años: es una etapa de plenitud, estabilidad y nuevas metas. Y aunque solemos cuidar nuestra alimentación, la piel o la forma física, es un buen momento para cuidar nuestros ojos para que sigan rindiendo al máximo.
Es una etapa en la que todavía somos jóvenes y la mayoría de problemas visuales pueden detectarse a tiempo y prevenirse fácilmente, para que lleguemos a la próxima década con la mejor versión de nuestra visión.
¿Qué debemos tener en cuenta en esta etapa?
- Controlar los defectos refractivos: Aunque la mayoría de los defectos refractivos (miopía, hipermetropía, astigmatismo) tienden a estabilizarse en esta etapa, es importante revisarlos periódicamente para confirmar que no hay cambios y para que podamos tener el máximo de calidad visual en todo momento.
Qué hacer: Hacernos revisiones oftalmológicas cada 1-2 años para actualizar la graduación y comprobar que nuestras gafas o lentillas nos ofrecen la mejor visión posible.
- Etapa de estabilidad visual: Entre los 30 y 40 años, la visión suele estar estable y todavía no hay signos de presbicia. Esta fase de estabilidad es perfecta para valorar la cirugía refractiva (LASIK, PRK o lentes intraoculares ICL, ya que tenemos muchos años por delante para disfrutar de la libertad visual sin tener que llevar gafas ni lentillas antes de que aparezca la vista cansada.
Al final de esta década, sobre todo en los pacientes hipermétropes, pueden iniciarse los primeros síntomas de vista cansada con el típico estiramiento de los brazos para ver de cerca.
Qué hacer: Pide una valoración personalizada para comprobar la estabilidad de tu graduación y saber cuál es la solución más adecuada para tu caso y qué técnica se adapta mejor a tus ojos y estilo de vida.
Ojo seco crónico y fatiga visual digital: En esta etapa, igual que de los 18 a los 30, pasamos muchas horas frente a pantallas, y además ya venimos acumulando años de forzar nuestros ojos con los estudios y el trabajo, o usando las lentes de contacto más horas de la cuenta, o durmiendo pocas horas y no descansando nuestra visión. Por ello, es normal empezar a experimentar síntomas de sequedad ocular como:
- Ardor o picor
- Sensación de cuerpo extraño
- Visión borrosa
- Fatiga visual
- Sensibilidad elevada
Es crucial que de los 30 a los 40 nos hagamos revisiones para prevenir que estos síntomas se cronifiquen. Con un buen diagnóstico y tratamiento, el ojo seco puede controlarse y aliviarse, evitando complicaciones más severas en un futuro.
Qué hacer: Si notas síntomas de ojo seco, usa lágrimas artificiales para hidratarlos, intenta evitar el flujo directo de aire acondicionado e intenta reducir el tiempo que pasas frente a una pantalla.
- Aviso especial a los usuarios de lentes de contacto: En general las lentes de contacto no tienen un uso infinito. A partir de los 10-15 años de un uso intensivo (de 8 a 12 horas diarias) la mayoría de las personas sufren problemas de tolerancia tales como irritación y enrojecimiento al extraerlas, ojo seco con síntomas, conjuntivitis alérgicas, crecimiento de vasos sanguíneos nuevos que entran en la córnea para traer el oxígeno que no llega a través de las lentes… En la década de los 30 pueden aparecer los primeros síntomas de intolerancia a las lentes de contacto que se ha llegado a denominar Síndrome de agotamiento corneal.
Qué hacer: Sobre todo diagnosticar bien el problema y no confundirlo con otras enfermedades oculares. El uso de materiales de alta transmisibilidad de oxígeno puede extender la tolerancia, pero no elimina completamente el riesgo de intolerancia a largo plazo. Recomendamos:
- Reducir el uso diario.
- Preferir lentes con alta transmisibilidad al oxígeno.
- Descansar el fin de semana.
- Usar con frecuencia lágrimas artificiales.
- Plantearse el uso permanente de gafas.
- Valorar la cirugía refractiva con LASIK (o PRK) y lentes ICL.
- Tener en cuenta los antecedentes familiares de enfermedades oculares: Si tienes antecedentes familiares de glaucoma, hipertensión ocular, retinopatía diabética o degeneración macular (DMAE), debes empezar a considerar revisiones más periódicas, especialmente si tienes miopía magna (de más de seis dioptrías). Muchas enfermedades oculares graves no avisan hasta que ya han avanzado. Esto ocurre con el glaucoma, que puede dañar la visión de forma irreversible sin dar síntomas.
Qué hacer: No dejes pasar la oportunidad de anticiparte: realiza una revisión anual con medición de la presión intraocular y un fondo de ojo completo para detectar cualquier signo incipiente y proteger tu visión a tiempo.
- Traumatismos y lesiones oculares: Entre los 30 y 40 también es frecuente practicar deportes de impacto o realizar trabajos donde los ojos pueden estar en riesgo. Un traumatismo mal tratado o un cuerpo extraño pueden comprometer nuestra visión y afectar nuestra calidad de vida. También es común sufrir accidentes laborales en trabajos de riesgo.
Qué hacer: Usa gafas protectoras adecuadas tanto en deportes como en entornos laborales. Ante cualquier golpe, herida o cuerpo extraño, acude a urgencias oftalmológicas de inmediato.
- Revisiones durante el embarazo: cuida tus ojos en esta etapa especial. El embarazo es una etapa de grandes cambios hormonales que también pueden afectar la visión:
- Puedes notar mayor sequedad ocular, visión ligeramente borrosa o fluctuaciones en tu graduación.
- Si ya tienes defectos refractivos, ojo seco o patologías como diabetes gestacional, es aún más importante controlarlo.
Todos estos cambios suelen ser transitorios, pero conviene revisarlos para evitar molestias y asegurarse de que no haya complicaciones.
Qué hacer: Si estás embarazada o planeas estarlo, realiza una revisión oftalmológica para controlar tu graduación, la calidad de la lágrima y la presión intraocular. Y siempre consulta si notas visión borrosa persistente o cambios bruscos.
¿Cada cuánto conviene hacer una revisión?
- Si tu visión es estable y no tienes factores de riesgo: recomendamos revisiones cada 2 años.
- Si usas lentes de contacto, trabajas muchas horas con pantallas o notas sequedad ocular: te recomendamos revisiones anuales.
- Si tienes antecedentes familiares de glaucoma, retinopatía diabética, DMAE o hipertensión ocular: recomendamos mínimo una vez al año, aunque no notes molestias.
Estar atentos es prevenir
De los 30 a los 40 estamos en una etapa de plenitud y estabilidad en la que podemos aprovechar para invertir en nuestra salud visual y preparar nuestros ojos para los cambios que llegarán a partir de los 40.
Una revisión sencilla hoy puede evitar complicaciones mañana.
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